7.02.2006
3. Hacer una lista de refranes e incluir por lo menos veinte en un diálogo entre dos personajes. (mayo, 2003)
- Ay, Olga. Me pone tan feliz que el hijo de Susana haya elegido casarse con esa chica, María. Parece ser tan buena, hacen una pareja tan linda, verdaderamente son tal para cual – dijo Mercedes mientras la mesera del bar de San Telmo le servía su clásico café con leche de la tarde.
- No te apresures a hacer conjeturas, Mechita –le contestó su amiga-, que no es de oro todo lo que reluce.
- Siempre buscándole ruido al chicharrón vos. Si no es gato, es gata, y si no, gatito.
Mirando por encima del marco de sus anteojos, Olga respondió, con tono enigmático:
- Lo que a la vista está, no necesita anteojos.
- ¿Qué querés decir? – preguntó Mercedes luego de darle un sorbo a su café.
- Digo que cara de santo, uñas de gato.
- ¿Cómo?
- Al buen entendedor, pocas palabras.
Mercedes se impacientó.
- ¿Podés explicarte? No estoy para adivinanzas.
- Mechita, me extraña que siendo araña te caigas de la pared – respondió Olga. Se enderezó en su asiento y luego prosiguió:
- Lo que quiero decir es que la chica no tiene la mejor reputación. Hazte la fama y échate a dormir, dicen.
Mecha, algo molesta, declaró con voz segura:
- No conviene juzgar a un libro por su tapa.
- Por el árbol se conoce el fruto, querida. –dijo Olga, y agregó: - De tal palo, tal astilla.
- ¿Lo decís por la Elsa? No tiene por qué salir a la madre. Además, quizás pudo haber sido así antes, pero la gente cambia.
- Arbol que nace torcido, nunca su rama endereza – respondió la otra y ambas permanecieron en silencio un rato. Luego de unos minutos Mercedes retomó la conversación:
- Puede que tengas razón como que no. Pero dejalo a Luis casarse con quien quiera, más vale arrepentirse de lo que se hizo, que de lo que no se hizo. Quien no arriesga, no gana. De última, no hay mal que por bien no venga.
A lo que su amiga respondió:
- Yo diría que mejor es prevenir que curar. Más vale solo que mal acompañado.
- Yo creo que no hay mayor maestra que la experiencia –dijo Mecha-. El tiempo dirá, prefiero creer que María es una buena chica.
- No hay peor ciego que el que no quiere ver. En fin, cada loco con su tema –dijo Olga con un suspiro, y dio por finalizada la conversación.
- No te apresures a hacer conjeturas, Mechita –le contestó su amiga-, que no es de oro todo lo que reluce.
- Siempre buscándole ruido al chicharrón vos. Si no es gato, es gata, y si no, gatito.
Mirando por encima del marco de sus anteojos, Olga respondió, con tono enigmático:
- Lo que a la vista está, no necesita anteojos.
- ¿Qué querés decir? – preguntó Mercedes luego de darle un sorbo a su café.
- Digo que cara de santo, uñas de gato.
- ¿Cómo?
- Al buen entendedor, pocas palabras.
Mercedes se impacientó.
- ¿Podés explicarte? No estoy para adivinanzas.
- Mechita, me extraña que siendo araña te caigas de la pared – respondió Olga. Se enderezó en su asiento y luego prosiguió:
- Lo que quiero decir es que la chica no tiene la mejor reputación. Hazte la fama y échate a dormir, dicen.
Mecha, algo molesta, declaró con voz segura:
- No conviene juzgar a un libro por su tapa.
- Por el árbol se conoce el fruto, querida. –dijo Olga, y agregó: - De tal palo, tal astilla.
- ¿Lo decís por la Elsa? No tiene por qué salir a la madre. Además, quizás pudo haber sido así antes, pero la gente cambia.
- Arbol que nace torcido, nunca su rama endereza – respondió la otra y ambas permanecieron en silencio un rato. Luego de unos minutos Mercedes retomó la conversación:
- Puede que tengas razón como que no. Pero dejalo a Luis casarse con quien quiera, más vale arrepentirse de lo que se hizo, que de lo que no se hizo. Quien no arriesga, no gana. De última, no hay mal que por bien no venga.
A lo que su amiga respondió:
- Yo diría que mejor es prevenir que curar. Más vale solo que mal acompañado.
- Yo creo que no hay mayor maestra que la experiencia –dijo Mecha-. El tiempo dirá, prefiero creer que María es una buena chica.
- No hay peor ciego que el que no quiere ver. En fin, cada loco con su tema –dijo Olga con un suspiro, y dio por finalizada la conversación.
